miércoles, 17 de diciembre de 2008

Ritos de Navidad

Mucha gente acostumbra a celebrar la Navidad y comenzar el año con algún rito. Yo los tengo todos. Y es que, no me resigno a empezar el año con mal pie y después lamentarme, una debe esforzarse en hacer cuanto esté en su mano.

Para empezar, en cuanto compras lotería, se abre la veda de “embarazadas y chepudos” por los que pasarle el décimo. Normalmente son embarazadas, que todo es más bonito y de mejor rollo que decirle a alguien si le dejas pasar el número por su chepa.

Luego están los christmas, que, a pesar de que el correo postal está en decadencia, alguno cae. Luego haces la típica presentación de Navidad, porque si no te quedas... como a medias (Y todo el mundo sabe que quedarte a medias siempre es una cosa... que no conviene). Con eso todo el “mundo mundial” debería darse por felicitado, pero no, los días claves, cuando quieres relajarte tomando algo tranquilamente, todos aquellos que no tuvieron tiempo de mandarte una tarjeta o un e-mail, deciden llamarte a la vez y pasas la tarde pegado al teléfono. Los que no pueden hablar contigo, porque comunicas, dejan miles de mensajes en tu buzón de voz y SMS, que, al día siguiente, te ves en la obligación de contestar. Creo que, finalmente, felicitas lo mismo una media de tres veces por persona.

Pero la noche de los ritos por excelencia es la última del año.Por esta razón, llevo la típica ropa interior roja que, como tiene que ser regalada, nunca es de mi talla. También llevo una liga con un hilo dorado que atraiga el dinero y que siempre pierdo antes de medianoche y por eso yo creo que mi economía nunca mejora. Como las uvas con piel, granillas y todo para tener la máxima suerte posible, mientras llevo la lista de cosas que quiero que desaparezcan de mi vida en el zapato izquierdo y el derecho levantado, para entrar con buen pie en el año. Justo después, aunque me sienta faltal, bebo una copa de cava con mi anillo de oro sumergido dentro.

Vamos, rito que oigo, rito que hago mío, lo que cada vez resulta mas agotador. Excepto el de cenar lentejas (comida de viejas), como hacen los italianos, buscando la abundancia. Me parece muy poco glamuroso y para eso prefiero quedarme como estoy.

Así que, llegada esta época, me auto-impongo huir de las revistas del corazón, los magacines televisivos y las brujas de la radio, no vaya a ser que se inventen más ritos... y ahí estoy yo, para seguirlos, que a este paso no me va a quedar un minuto libre en todas las fiestas.

Además que siempre termino haciendo algo mal: me atraganto con las uvas, casi me trago el anillo, se me olvida el pie que hay que levantar... ¡Así cómo voy a ir a mejor!

3 comentarios:

Juanjo dijo...

¿Has probado ese que dice que tienes que escribir en un papel tres deseos y quemarlo durante las campanadas? Si después de quemarlo, las letras no se ven, los deseos se cumplirán.

Déjame que piense alguno más, que hay muchos. Los iré dejando por aquí... mientras pienso en esos tres deseos...

Treinta Abriles dijo...

¿Cómo eres así?

Ahora tendré que comerme las uvas, mientras quemo los deseos, cuídando de que no salga ardiendo el cava, con el anillo dentro.

Juanjo dijo...

¡¡Claro!! Se me olvidó decir que para qué quieres revistas del corazón y programas de Ana Rosa teniendo amigos como yo...