sábado, 7 de febrero de 2009

San Valentín

Bueno… No lo pudiste evitar… Es catorce de febrero, día de S. Valentín y todo el mundo lo sabe. No has podido resistirte a pasar por el centro comercial y comprar regalos. Al fin y al cabo, aún estamos en rebajas y la camisa de marca, monísima, que le acabas de comprar a tu media naranja, y que estaba a un precio desorbitado, ahora está al veinte por cien menos, del precio desorbitado. Eso sí, los bombones rellenos de Ballantine’s, en una caja roja con un lazo… no estaban precisamente… baratos… pero… ¡Un día es un día! ¿O no?. ¿Entenderá el juego de palabras: S. Valentín – S. Ballantine’s? Mucho me temo que, si no lo han sacado en juego para la PSP… ¡Tendré que explicárselo yo! La tarjeta tampoco era baratita que digamos. Y… ahora que lo piensas… tampoco sabes cuando vas a escribirla, si vas camino de casa en el metro… ¡Ya se me ocurrirá algo!

Lo cierto es que, cuando él me preguntó si íbamos a hacer algo para S. Valentín, le dije que no, que con la crisis es mejor no gastar en tonterías y que tampoco hacía falta consumir para celebrar que se está enamorado, pero… no creo que pensase que lo decía en serio. Sólo era para dar un poco de emoción al asunto. ¿Qué sentido tendría haberle dicho que si? ¿Te imaginas?…

- Pues sí, vamos a celebrarlo.
- ¿Y qué te regalo?
- Pues… regálame ese vestido precioso del escaparate de la esquina en la que me paré mientras paseábamos ayer.
- Qué esquina…
- Tranquilo, ya te doy por escrito la dirección, la talla y las características del vestido, para que no te equivoques.
- ¡Ah! Muy bien… ¿Y dónde te llevo a cenar?
- Pues vamos al restaurante dónde cenamos juntos por primera vez.
- ¡OK! ¿Puedes hacer la reserva?
- ¡Claro! No se te olvide comprarme también una tarjeta de S. Valentín en la que me declares de nuevo tu amor, que eso me hace mucha ilusión.
- Vale… pues tráeme una que te guste del centro comercial…


¡NO!, ¡NO! Y ¡NO!... ¡Estas cosas salen del corazón!


Y es que todo el mundo piensa que los hombres no son románticos, pero eso no es cierto. Al principio, después de haberte buscado miles de veces, de haberte declarado su amor por activa y por pasiva, de haberte suplicado una oportunidad… cuando tú accedes a dársela, entonces, él es el ser más romántico del mundo. Pero tú no estás aún receptiva para ese tipo de cosas, que te resultan demasiado ñoñas (al principio):

- Cariño, te imaginas que un día de S. Valentín me presento en tu trabajo con un ramo de flores y un anillo y te saco en brazos delante de todos tipo “Oficial y caballero”
- No me gusta esa película.
- Bueno, pues que voy a la tele y te pido matrimonio en directo.
- Te mato.
- O que te meto en el coche y te llevo por sorpresa a una casa rural en la sierra con una chimenea de leña y nos quedamos atrapados dentro una semana.
- ¿Qué?


Pero claro, esa fase dura unas dos semanas. Justo lo necesario para que ese tipo de comentarios minen tu cabeza y quedes totalmente abducida por él, y entonces, nunca más vuelve a decirte nada parecido.

- Cariño, ¿Sabes qué día es hoy?
- ¡Pero si dijimos que este año no lo íbamos a celebrar! ¿No me habrás comprado nada?
- Si… te he comprado esto… ¿Te la pruebas?- dices alargando la camisa.
- ¿Pero por qué haces esto?
- No importa. ¿Vamos a ir a cenar a algún sitio?
- ¿Ahora? ¡Pero si dijiste que no! ¡ A ver dónde vamos sin reserva hoy! Además, que juega el Madrid… Otro año, me das por escrito, bien clarito, lo que quieres hacer, verás como esto no vuelve a pasar…


¡No me lo puedo creer! Te metes en tu cuarto realmente decepcionada. Aún no le has dado la caja de bombones. Así que… la abres y te la comes entera. Al fin y al cabo… no iba a entender el juego de palabras y tampoco tienes ganas de explicárselo.

¿En qué podría emplear yo ahora esta tarjeta? ¡Qué desperdicio!

¡Cuánto daño han hecho las series americanas que veíamos a la hora de comer de pequeños!

lunes, 5 de enero de 2009

Los Reyes Magos de Oriente

Desgraciadamente para mí, nunca me creí aquello de los Reyes completamente. A mi madre le molesta que lo diga. Es como sí, de repente, tirase por tierra su misión en la vida como madre, de hacerme crear, y creerme, la ilusión de los tres Reyes de Oriente. En pocas palabras: como si estuviese poniendo en entredicho su valía como “madre”.

¡Qué más hubiese querido yo! Pero es que la teoría hacía aguas por todas partes:

-“Mamá, ¿Cómo han metido los Reyes esta caja tan grande por las rejas de la ventana? ¿Desintegran el regalo y luego vuelven a formarlo al otro lado?”
-“¿Por qué me van dejando regalos por todas las casas: los abuelos, la vecina, los tíos…? Si llegaron a casa ayer ¿Por qué no lo dejaron todo en el mismo sitio? ¡ No me extraña que tarden tanto si se van entreteniendo así!
- ¿Por qué tenemos que “encargar” los regalos antes y escribir una carta? Si son Magos ¿No pueden leerme el pensamiento?
- ¿Por qué se han equivocado trayéndome este juego? ¿Para qué hago la carta si luego traen lo que les da la gana?
- ¿Qué hacen los Reyes en la televisión si los acabamos de despedir en la cabalgata? Además… si iban vestidos de otra manera…
- ¿Qué son esos paquetes envueltos que están en el altillo? ¿Los puedo abrir ya o tengo que esperar a que los pongas al lado de la ventana, como si lo hubiesen traído los Reyes?


Al final, al verse sin recursos, las madres siempre emplean la misma treta:
- "Pues si no crees en los Reyes, no pidas nada, que no te lo van a traer"
Y claro. Tienes que callarte, que así estás más guapa.

Hasta que un día a los Reyes se les empieza a ir la pinza y te regalan unas sábanas de cama de matrimonio, un juego de toallas ó cualquier otro regalo “ajuarero”, que piensas: ¡¿Pero qué mierda es esta?!

- ¿No te ha gustado?.
- Puessssssssssssss. No sé. Es que ¿para qué lo quiero?
- Pues para guardarlo, que ya te hará falta.
- Ya, pero no tengo casa, ni novio, ni trabajo, ni…
- Bueno, pues ya te hará falta.
- Ya pero... cómo sé que me van a pegar estas estas "cerezas" en mi cocina. Imagina que lo pongo todo en tonos azules y…
- ¡Qué más da! Ya verás como te van a venir bien...


Como ves que es inútil… te callas…

Años después, estarás obligado a comprar tu cama, tu cocina y tu baño conforme a tus regalos de Reyes.