lunes, 5 de enero de 2009

Los Reyes Magos de Oriente

Desgraciadamente para mí, nunca me creí aquello de los Reyes completamente. A mi madre le molesta que lo diga. Es como sí, de repente, tirase por tierra su misión en la vida como madre, de hacerme crear, y creerme, la ilusión de los tres Reyes de Oriente. En pocas palabras: como si estuviese poniendo en entredicho su valía como “madre”.

¡Qué más hubiese querido yo! Pero es que la teoría hacía aguas por todas partes:

-“Mamá, ¿Cómo han metido los Reyes esta caja tan grande por las rejas de la ventana? ¿Desintegran el regalo y luego vuelven a formarlo al otro lado?”
-“¿Por qué me van dejando regalos por todas las casas: los abuelos, la vecina, los tíos…? Si llegaron a casa ayer ¿Por qué no lo dejaron todo en el mismo sitio? ¡ No me extraña que tarden tanto si se van entreteniendo así!
- ¿Por qué tenemos que “encargar” los regalos antes y escribir una carta? Si son Magos ¿No pueden leerme el pensamiento?
- ¿Por qué se han equivocado trayéndome este juego? ¿Para qué hago la carta si luego traen lo que les da la gana?
- ¿Qué hacen los Reyes en la televisión si los acabamos de despedir en la cabalgata? Además… si iban vestidos de otra manera…
- ¿Qué son esos paquetes envueltos que están en el altillo? ¿Los puedo abrir ya o tengo que esperar a que los pongas al lado de la ventana, como si lo hubiesen traído los Reyes?


Al final, al verse sin recursos, las madres siempre emplean la misma treta:
- "Pues si no crees en los Reyes, no pidas nada, que no te lo van a traer"
Y claro. Tienes que callarte, que así estás más guapa.

Hasta que un día a los Reyes se les empieza a ir la pinza y te regalan unas sábanas de cama de matrimonio, un juego de toallas ó cualquier otro regalo “ajuarero”, que piensas: ¡¿Pero qué mierda es esta?!

- ¿No te ha gustado?.
- Puessssssssssssss. No sé. Es que ¿para qué lo quiero?
- Pues para guardarlo, que ya te hará falta.
- Ya, pero no tengo casa, ni novio, ni trabajo, ni…
- Bueno, pues ya te hará falta.
- Ya pero... cómo sé que me van a pegar estas estas "cerezas" en mi cocina. Imagina que lo pongo todo en tonos azules y…
- ¡Qué más da! Ya verás como te van a venir bien...


Como ves que es inútil… te callas…

Años después, estarás obligado a comprar tu cama, tu cocina y tu baño conforme a tus regalos de Reyes.