jueves, 30 de octubre de 2008

Las Crisis Unen

Margarita, la administrativa (antes secretaria) del despacho, es feliz de nuevo. Resulta que, debido a la crisis de los cincuenta, su marido se había ido de casa con una de veintinueve y, lo peor, sus hijos de veinticinco y veintisiete años, se habían emancipado, “ya”, dejándola sola en casa. Hace dos meses, Margarita estaba sumida sin remedio en una depresión de dimensiones apocalípticas.

- Margarita, mujer, piensa en algo positivo. Ahora tienes tiempo para ti ¿No hay algo que te apeteciese hacer antes y no pudieses?
- Pues no, hija, no tengo ganas de nada. Fíjate que ni la comida hago ya porque, ¡Ya me dirás qué sentido tiene hacer comida para una sola!
- Bueno, pues… ¡vete a un restaurante con una amiga!
- ¡Quita por Dios! A saber como cocinan por ahí y de qué manera. Donde esté la comida casera…
- Ya, pueessss, apúntate a bailes de salón. Hay mucha gente de tu edad que…
- ¡Qué dices! ¡Ahí no van nada más que aprovechados!¡Separados deseando pillar a una con la que darse un revolcón!
- Mujer, habrá de todo, digo yo…
- Otros sinvergüenzas como mi marido… ¡Ala! Ya me has recordado otra vez a ese malnacido. ¡Mira que irse con una que casi tiene la edad de sus hijos! ¡Qué disgusto, niña! ¡Qué disgusto!
- Mujer, Margarita, deja de pensar en eso…
- ¿Y mis hijos? Los pobres niños, solitos… Si es que pienso en qué estarán comiendo y se me hace un nudo en la garganta.
- Bueno, niños, niños…
- Nada, niña, que no veo yo salida. Que estoy como muerta en vida. Que se me cae la casa encima… Ya no sirve una para nada…


Pero, gracias a la crisis, su vida cambió por completo. Resulta que, la empresa de su marido, después de planear un ERE y entrar en suspensión de pagos, cerró las puertas sin avisar y sin dar explicaciones. Ahora están pendientes de juicio, pero, mientras que sale, mientras que no, su economía se achuchó y, ese ático que alquiló en el centro de Madrid, su “nidito de amor”, empezó a ser un poco caro. Parece ser que, tras insinuarle a su “novia” la posibilidad de pagarlo a medias o mudarse a otro más modesto, ella le dijo que, para pasar penurias, prefería estar con alguien de su edad, que por lo menos los de su edad... bla, bla, bla... y ese fue el fin de su relación y de su “abandono del hogar”, volviendo de nuevo a casa.

Por su parte, los hijos. Perdieron su trabajo a media jornada y decidieron volver a casa.

- Buenos días, Margarita, ¿Qué tal el fin de semana?
- Fatal, hija, fatal, echa una esclava.
- ¡Y eso!
- Pues ya ves, seis camas todos los días, que he tenido que hacer.
- ¿Seis camas?
- ¡Claro mujer! ¡No pensarás que duerma con Ernesto, después de lo que me ha hecho…
- ¿Pensé que le habías perdonado?
- ¡Ah, no! Lo que pasa que me daba pena. ¡Tú sabes lo delgado que vino!
- A lo mejor era por el gimnasio, como dices que “la innombrable” era monitora de aerobic…
- ¡Que va! Lo que pasa es que, “la innombrable”, ni cocinaba ni nada. ¡Una cabeza loca! Ya ves, cambiarla por mí…¡ Bien que le habrá pesado!
- Claro. ¿Y las otras cuatro camas?
- Pues los niños, que vinieron con “las amigas” y sacaron las supletorias. A mí no me gustan estas cosas, pero… mejor no comentar nada.
- Supongo que no pensarías que se habían emancipado sólo por tener un gasto de alquiler más…
- Si, pero… ¡Es que estas son unas frescas! ¿Tú sabes que lío? Lavadoras para seis, compra para seis, comida para seis… que si yo soy vegetariana, que si yo estoy a régimen…
- ¿Y no te ayudaban?
- ¡En mis cosas que no toque nadie! No me gustan a mí de cualquier manera…Por cierto ¿Tú tenías novio, no? ¿Pero vais en serio?
- Margarita, mujer, llevamos casi seis años juntos…
- ¡Es que harías tan buena pareja con mi Luis, con lo bueno que es y la mala suerte que tiene con las chicas! Menos mal que mientras tenga a su madre… ¡Imagínate que fin de semana! Los seis allí metidos… que no puede una ni relajarse…¡ Ahora, que tenía mi propia vida! Que estaba pensando en hacer reforma y dar uno de los dormitorios a la cocina ¿sabes? ¡Y lo apañadito que lo tenía todo viviendo yo sola!


Mientras Margarita despotrica de su fin de semana, un brillo especial envuelve sus ojos.
Está visto: “Lo quieran reconocer o no, la crisis, está uniendo a las familias.”

5 comentarios:

Juanjo dijo...

Excelente paradigma de que nunca se está contento con lo que se tiene. ¿Sabes que están proliferando las agencias que celebran la bienvenida al divorcio? Está claro que en un mundo en el que hasta respirar tiene un precio,la salud de lo económico va marcando tendencias.

Treinta Abriles dijo...

¿Tú por aquí?
¡Qué sorpresa!
;-)

Juanjo dijo...

Sí, nunca dejaría pasar la oportunidad de leer tu talento. En breve espero poder añadir algo a lo mío. Tengo un poema nuevo y la definitva desventura de Sigo. Un abrazo y felicidades una vez más

Crissss dijo...

Por fin he leído el último tema de tu blog! Para cuando más? :-) Me ha encantado, si es que tienes más razón que un santo jajaja, como la vida misma. Ahora, que yo que Margarita no le hubiera vuelto a admitir ehh, que le den!!! jajaja

Un besito guapa!!!

Treinta Abriles dijo...

Hola Crisssss:

Gracias por leerlo y por tu comentario.

La próxima... este fin de semana toca (salvo catástrofe o similar)

;-)